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Foto del escritorMario Alegre-Barrios

Sylvia Bofill y la idiotez digital nuestra de cada día


"Lxs idiotas" se presenta este jueves a las 7 p.m.en el Teatro de la UPR, con entrada gratuita para todo el público..

ESCRIBÍ NO HACE mucho que vivimos aturdidos por un torrente de información que ha desbordado los límites de nuestra realidad y saturado los espacios que hasta no hace mucho eran propicios para la sustancia, para la reflexión, para la creación de historias de vida significativas y perdurables, sin ese apetito voraz por la información y los datos, esos que, tan pronto llegan, al instante son obsoletos y sustituidos por otros igualmente carentes de trascendencia, que —como cualquier droga adictiva— nos hacen dependientes de la pantalla del teléfono celular, de las redes sociales y de esa cepa viral de los llamados “influencers”, seres que se reproducen a velocidades vertiginosas y modelos a seguir para la inmensa mayoría de los jóvenes y su sed insaciable de “likes”

 

Enfrentados a sus propias realidades digitales, un grupo de estudiantes del Departamento de Drama de la Facultad de Humanidades del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico comparten sus experiencias, como parte del argumento de la obra "Lxs idiotas", de la profesora y escritora Sylvia Bofill, que este jueves a las 7 de la noche se estrena en su versión cinematográfica en el Teatro de la UPR, con entrada gratuita para todo el público,

 

Concebida y comenzada a montar como pieza teatral en algún momento de 2019, la pandemia del COVID 19 demoró su estreno, primicia que se dio un mes después de decretado el encierro, pero en una versión de “radio stream” (versión auditiva) a través de Zoom y con lenguaje de señas.

 

Según explica la producción de “Lxs idiotas”, “un año más tarde, la precariedad y la incertidumbre de la pandemia continuaba” y por tal razón se acercaron al cineasta Gabriel Coss y Rojo Chiringa —compañía de producción cinematográfica—, para transformar el montaje teatral en una pieza cinematográfica. Se reanudo el proceso “con un modesto equipo de cine y entre estudiantes y profesionales”, y se lanzaron “a la aventura de hacer cine en un teatro y crear la versión híbrida en el Anfiteatro Julia de Burgos de la UPR-RP”.

 

El resultado es esta película que tiene un elenco integrado por María Luisa ‘Mussa’ Marín, Rafael J. Pabellón Morales, Luis Obed Velázquez, Gabriel McRoberts Amador, Paola Millán, Thaís M. González Peña, Aurora Charneco, Jorge Alexander, Ezequiel Díaz, Coralys Avilés y Milena Laureano. El diseño de producción es de la profesora Bofill, con Israel Franco Müller en el diseño de escenografía y Miguel Vando como responsable del diseño de vestuario. Maquillaje y peinados por Luis Estrada; música por Gabriel Rivera Vázquez y Johannes Peters en la mezcla sonora.

 

La dirección de fotografía y montaje estuvo a cargo de Gabriel Coss; coordinadora de producción es Emma Michelle González y asistente de dirección Adriana Camila González; publicidad y redes sociales por Karina Argueta.

 

Asimismo, se destaca que “la versión cinematográfica de ‘Lex idiotas’ fue posible gracias al apoyo de la Facultad de Humanidades y su Departamento de Drama de la UPR-RP.  Además, contó con la aportación y producción de Rojo Chiringa, La Perilla, Portal Films, La Roja y los artistas que donaron su tiempo y talento”.



La profesora Bofill explica que en la génesis de esta obra —y como parte de la clase y el proceso—, comenzaron a estudiar “El teatro de la muerte”, del polaco Tadeusz Kantor “y como este artista trabaja el ‘biobjeto’, con la tesis de “que las personas son maniquíes, humanos unos, no humanos otros” y que “es en ese ‘biobjeto’ en lo que se ha convertido el celular, en una prótesis”.

 

Estudiaron también el “Manifiesto Cyborg”, de Donna J. Haraway; y “Amor líquido”, de Zygmunt Bauman, obra que trata sobre las relaciones digitales y cómo la tecnología ha hecho de esos vínculos algo efímero y desechable, para terminar con “La sociedad del espectáculo”, de Guy Debord, título que explica de manera cabal su razón de ser como referencia en este proyecto.

 

“Mientras discutíamos todo eso, trabajábamos con la improvisación y en el compromiso con el grupo”, ilustra Sylvia. “Mientras yo escribía, ellos no tenían idea de los personajes que iba a hacer, con todos leyendo diferentes papeles, hasta que los caracteres fueron asignados y comenzamos a montar la obra hasta terminarla. Ya teníamos eso listo, la escenografía casi finalizada en el Julia de Burgos, el vestuario en proceso y dos semanas entes del entreno, ¡el encierro por la pandemia y no la pudimos presentar!”.

 

Con una sonrisa, Sylvia señala que cuando eso sucedió, lo recibió “como algo profético”, porque, aunque la obra trata de una epidemia, la de las redes sociales y no del COVID, “empezamos a sentir que de alguna manera nuestra obra se estaba haciendo realidad”, comenta.

 

Sylvia destaca que los estudiantes-actores tuvieron un papel fundamental en este proyecto, no solo como histriones, sino también como fuentes de vivencias para la construcción de la historia.

 

“Yo quería que fuera una obra de ellos”, asevera. “Ellos y ellas se tiraron sin reservas a la historia, hablando sin reservas de sus experiencias y realidades digitales, mientras desconocíamos la verdadera magnitud de la pandemia que enfrentamos, pero con una euforia muy profunda por saber que la obra era el fruto de sus propias vivencias. Cuando se decretó el cierre, seguimos ensayando ‘online’, por Google Meet. Fue muy fuerte y desafiante cuando supinos que ese encierro sería indefinido y tuvimos que transformar lo que teníamos en una ‘radio obra’ y depender solo de nuestras voces, cuando ya teníamos movimientos, bailes y todo el resto montado”.

 

Sylvia dice que completaron una nueva versión estilo radionovela sin pensar en hacer algo visual, porque el ‘streaming’ no era el medio idóneo para ello. Al año, todavía con la IUPI y parte del mundo en encierro, surgió la idea de quizá grabar la pieza, pero Sylvia lo rechazó.

 

“No me gustan las obras de teatro grabadas”, asevera. “Y nace la ida de acercarme a al cineasta Gabriel Coss para hacer una versión cinematográfica y aceptó. Estábamos todavía en pandemia y comenzamos a trabajar un poco como fue el cine en sus inicios. Fue un gran reto hacer la adaptación y que los actores entendieron que ahora no era teatro, sino cine, no frente a un público sino a una cámara.  Esto a mí también me sirvió mucho, porque me permitió regresar al cine al punto de que, después de ‘Lxs  idiotas’ hice mi primer corto”.



A grandes rasgos, este proyecto tiene una trama que gira en torno a “Fernanda”, una joven modelo, que intenta sobrevivir en un mundo en el que las personas son consideradas objetos para el consumo y, por tanto, reemplazables y desechables. Una epidemia (la vejez prematura) se riega entre los jóvenes: la explotación y sexualización de los cuerpos, la esclavitud moderna arraigada al productivismo, al capitalismo, el colonialismo y las distintas realidades virtuales, llevan a Fernanda – y a todos los personajes—al agotamiento físico, emocional y mental, provocándoles así el hastío y la diaria apatía.

 

Después del estreno de esta noche en el Teatro de la UPR, Sylvia confía en que “Lxs idiotas” tengan foro en otros espacios, no sin antes seguir trabajando en varios aspectos de post producción. “Esperamos que esto tome vuelo”, dice. “Nos gustaría trabajar en el color y el sonido, para llevar la película a otro nivel técnico, pero para eso necesitamos fondos. Sin duda es un buen comienzo”.

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