SIN DUDA ALGUNA, las universidades de prestigio alrededor del mundo tienen en sus propias editoriales un mural de vastas proporciones para dar a conocer el calibre de sus académicos, investigadores y profesores a través de las publicaciones que de sus intelectos emanan, realidad a la que no escapa la Editorial de la Universidad de Puerto Rico —ahora adscrita al Recinto de Río Piedras de la UPR—, cerca ya de su octogésimo aniversario —en el 2027— y cuyo lustre ha sufrido los embates del tiempo, los recortes presupuestarios y —con ello— una inercia que encuentra ahora —con su nuevo director— la esperanza de un renacimiento.
Su nombre es Edder González Palacios —quien se define a sí mismo como “un trabajador del libro”— graduado del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico con un bachillerato en Artes con concentración en Literatura Puertorriqueña e Hispanoamericana. Asimismo, posee una maestría en Edición de Libros de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, España, y actualmente se desempeña como coanfitrión y cocreador del programa “Labrando cultura” que se transmite por Radio Universidad de Puerto Rico.
Oriundo de la ciudad capital y criado en Santurce, Edder comenta que desde la infancia supo que su camino en la vida estaría vinculado a las letras, primero como escritor y más tarde con un quehacer en el mundo editorial, al que llegó precisamente por la universidad —para el 2008— cuando cursaba su bachillerato en estudios hispánicos y era un asiduo visitante a librerías, hasta que consiguió su primer empleo —con Alfredo Torres— en la añorada librería La Tertulia, a unos pasos de la IUPI. De ahí, pasó a la Librería Mágica y a la extinta Borders. Ya para ese tiempo la pulsión por el mundo del libro era muy intensa —recuerda— con afecto especial por el libro artesanal y la encuadernación en este tipo de publicaciones, algo que pulió en La Casa del Libro.
Esta inmersión de Edder en el mundo del libro se da precisamente en el proceso, si no de transición, sí del naciente auge del libro electrónico.
—Ese fue el albor del libro digital y se pensaba que, con él, la muerte del libro de papel era inminente, pero no ha sido así —comenta—. Eso se estudiaba en España y ya hemos visto que el libro impreso ha prevalecido, con una proliferación considerable de editoriales independientes que en ese entonces no eran tantas. Sin duda los libros de papel permanecen y los digitales están ahí, en su propio espacio, y se ha notado que la cantidad de libros impresos no ha disminuido, especialmente en España e Hispanoamérica, donde las publicaciones digitales tienen un porcentaje más bajo en las ventas.
—¿Y Puerto Rico, por sus incuestionables y muy fuertes vínculos con Estados Unidos…?
—En Puerto Rico —opina— el sector editorial y el consumo de libros es muy complejo precisamente porque el resto el mundo hispanoamericano nos ve más cerca de Estados Unidos que de él y por lo tanto desconoce como fluye esa actividad libresca. En realidad, el puertorriqueño lee en castellano y consume libros en papel , publicados en países como España y México, así como de editoras grandes de “best sellers” que son traducidos al español y nos llegan a la isla.
—Pero en la última década hemos visto un cierre considerable de librerías en Puerto Rico…
—Si, eso es completamente cierto, en especial en lo que respecta a las grandes cadenas y no solo aquí sino también en Estados Unidos, como sucedió con Borders y Barnes & Noble —reconoce— pero a la vez hemos visto un resurgir de las librerías pequeñas, locales, como La Esquina, aquí en Río Piedras; Pulpo, en Santurce; y 787 Libros, que vende libros impresos por internet… Asimismo, hay muchos editores independientes.
Su nuevo proyecto en la UPR
—¿Cómo llegas a dirigir la Editorial de la Universidad de Puerto Rico, tan compleja, con tantos retos y con un gran abolengo durante muchas décadas, pero cuyo prestigio se ha visto lacerado desde hace ya algún tiempo y que heredas con la necesidad incuestionable de insuflarle algo de oxígeno que comience a devolverle vida y pertinencia?
—Dejé Barcelona mientras trabajaba allá con la editorial EDISA y quise regresar a Puerto Rico para vivir esa pasión en mi propia tierra —explica—. Durante casi una década trabajé en la editorial del Instituto de Cultura Puertorriqueña con una gesta que fue realmente de rescate, ya que enfrentaba una situación similar a la de la Editorial de la UPR. Hace unos meses vi la convocatoria para dirigir esta institución, solicité porque me sentí capaz de asumir una responsabilidad de esta dimensión, que en su mejor momento llegó a tener una plantilla de cuarenta empleados (ahora son solo cuatro), con varios departamentos, como mercadeo y ventas, edición y un gran almacén, así como un gran prestigio en Hispanoamérica.
—De entrada, ¿qué desafíos prioritarios identificaste al llegar a esta editorial?
—Lo primero, la desconfianza de parte del mundo académico y del personal docente de la Universidad hacia la editorial, cuando se supone que esta sea su primera opción para publicar sus textos, no solo en el Recinto de Río Piedras, sino también en los otros diez recintos del sistema de la UPR —afirma—. Este es uno de los grandes retos: vencer esa desconfianza y que toda la comunidad académica y docente, con su pluralidad de voces, vea a la editorial como algo propio y en constante actividad, retomando las convocatorias para publicación de investigación, antologías, manuales, literatura… en fin, con apego al calendario editorial. Ya tan pronto como el mes próximo podremos ve la primera de esas convocarías.
Aunque la reimpresión de títulos en la Editorial de la UPR ha continuado, la publicación primaria ha disminuido sustancialmente. Durante los pasados cinco años apenas se publicaron —dice Edder— una docena de obras originales.
—Tenemos el propósito de publicar al menos cuatro títulos nuevos cada año —asevera—. El más reciente fue “Narrativas de lucha: mujeres inmigrantes y violencias de género en Puerto Rico”, coeditado por la doctora Elithet Silva Martínez en conjunto con las profesoras Romelinda Grullón, Noelia Delgado Rodríguez y Delia Figueroa Ocasio, con la colaboración de la editorial Isla Negra, y el libro “De la plantación al resort: el Caribe en el siglo XXI”, del Dr. Emilio Pantoja, de la Facultad de Ciencias Sociales. Ambos serán presentados este 30 de agosto, como parte de nuestra participación en la XXV Feria Internacional del Libro, en Santo Domingo, República Dominicana, que ya comenzó y se extenderá hasta el próximo 3 de septiembre. Otra de esas novedades es una antología poética de Vanessa Droz. Hay de nuestra parte el firme propósito de tener presencia en el mayor número de ferias de libro posibles.
En ruta al octogésimo aniversario de su fundación, la Editorial de la UPR deberá —según los planes de Edder— retomar nuevos espacios como puntos de venta, tanto en la comunidad exterior en librerías existentes, como en espacios diseñados especialmente para ese propósito en los diversos recintos.
—Esto va da la mano con la necesidad de un proyecto de “rebranding” de la editorial a través de las redes sociales y una página web con un catálogo en línea —comenta Edder—. Bien sabemos que los recursos en la Universidad son limitados pero la petición está planteada, quizá con la incorporación de jóvenes de PEAF (Programa de Experiencias Académicas Formativas) y estudiantes a jornal. Asimismo, buscaremos establecer alianzas con el sector editorial local para coediciones —como el Instituto de Cultura Puertorriqueña— y tener pertinencia en la comunidad de Río Piedras, que es la más cercana geográficamente a nosotros.
La editorial renovó recientemente su Consejo Editorial, que quedó integrado por los doctores y doctoras Carmen Espina Martí, Mayra Santos-Febres, Yolanda Cordero Nieves, Reinaldo Berríos Rivera e Hiram Meléndez Juarbe, con tres vacantes por llenar: un miembro del Consejo General de Estudiantes, una persona designada por el Presidente de la UPR y un ciudadano de la comunidad.
—Sin duda alguna los desafíos son enormes pero hay el compromiso y el talento para superarlos —asevera Edder hacia el final de la charla—. La realidad presupuestaria es nuestro reto mayor, pero confiamos en que podemos adelantar nuestros propósitos y operar de manera balanceada. Reitero asimismo mi compromiso de integrar a la Editorial a la vida académica y docente de los once recintos con una agenda de actividades inclusivas que creen interés y nos ayuden a recupera la confianza de toda nuestra comunidad.
Fotos: Héctor A. Suárez De Jesús
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