CUANDO PIENSO en lo inmensamente gratificante que ha sido para mí el periodismo, reitero que eso se debe en gran medida a las personas que este oficio ha puesto en mi camino, seres con quienes de alguna manera comparto el credo de que un mundo mejor es posible a través de las cosas del alma, como la música y la literatura, como la danza y la plástica, como el teatro y el cine, en fin, como todo aquello vinculado al afán de hacer más pleno este instante fugaz que es la vida.
Esta semana revalidé esa certeza al conversar nuevamente con algunas de esas personas, entre las pausas del ensayo de “Carmen”, la célebre obra de George Bizet con la que Ópera de Puerto Rico celebra —con un año de demora— su quincuagésimo aniversario y que se presentará este sábado a partir de las 7:30 p.m. en la Sala de Festivales Antoni Paoli, del Centro de Bellas Artes Luis A. Ferré.
En alguna ocasión Arturo Pérez Reverte me dijo que a los amigos no se les entrevista sino que se conversa con ellos y eso fue precisamente lo que sucedió con Ana María Martínez, Rafael Dávila, Zulimar López y Ricardo Rivera, los cantantes que dan vida en esta producción a “Carmen”, “Don José”, “Micaela” y ‘Escamillo” —respectivamente—, y que han iluminado este camino con su arte y amistad.
“Se trata de estar presente…”
Conversamos por primera vez en 1992, cuando ella comenzaba a cantar profesionalmente y yo llevaba apenas un par de años en este quehacer. Desde entonces, Ana María Martínez se ha convertido en toda una estrella, como la cantante puertorriqueña de mayor proyección internacional en el ámbito de la ópera, con grandes triunfos en varias de las mejores salas del mundo —el MET, las Óperas de Viena y Chicago y el Royal Opera House, por ejemplo— en grandes festivales —como los de Ravinia y Salzburgo— al lado de figuras igualmente tan estelares como Plácido Domingo (de manera bastante habitual), Bernard Haitink, Gustavo Dudamel y Bryn Terfel, por mencionar solo algunos, y con un repertorio impresionante.
Al cabo de 30 años, la esencia de aquella joven que se enfrentaba —muy nerviosa entonces— a sus primeras entrevistas continúa intacta, con la misma sencillez y valores que la han acompañado en este viaje ya de tres décadas con una cosecha incalculable de triunfos y satisfacciones.
“Siempre es un honor y un gusto inmensos regresar a cantar a mi tierra y con Ópera de Puerto Rico, que tanto ha hecho por este arte aquí”, dice, poco antes del ensayo del pasado lunes. “He hecho el papel de ‘Carmen’ en las Óperas de Houston, Santa Fe y Los Ángeles y, ahora, en Puerto Rico. El papel de ‘Micaela’ lo hice en el MET, personaje al que también mi madre le dio vida aquí en dos ocasiones, una de ellas en 1975, en producción de Ópera de Puerto Rico, así que es una ópera muy entrañable y querida para mí”.
Consciente de los peligros de la inercia, Ana María asevera que, aunque ha cantado decenas de papeles en un número igualmente enorme de escenarios, siempre es una ocasión única, tanto en el tiempo como en lo que es en esencia el arte que ella cultiva y que solo es real fugazmente cuando se interpreta.
“Nunca una función es igual a otra, aun si es al día siguiente, en el mismo personaje y el mismo teatro”, afirma. “La clave es entregarse plenamente al momento. Una hace su trabajo de preparación y eso es parte del proceso pero, tan pronto se está ante el público, todo se vuelve único y surge esa comunión irrepetible entre quien canta y quienes escuchan. Solo en ese momento ‘eso’ esta vivo, respira y tiene su propio latido”.
Ana María añade que ”esta sensación es todavía más especial aquí, por el cariño que le tengo a la isla donde nací, con tantos seres queridos, como los miembros de esta compañía (OPR) a quienes tanto admiro y quiero”. “Estar aquí es una felicidad enorme por la oportunidad de volver a vivir la ilusión que le ofrezco al público con tanto amor y que es recibido de la misma manera”, apunta. “No creo que haya privilegio mayor que vivir haciendo lo que mas uno ama. Tengo ese privilegio y ahora que van pasando los años ya también entró en etapa de ser profesora, responsable por guiar a las nuevas generaciones y compartir con ellos todo el conocimiento y servir de guía… no todo el mundo tiene la dicha de dedicarle su vida en su trabajo a lo que más ama, pero si por lo menos puede tener lo que más ama como parte de su vida, maravilloso”.
“He sido profeta en mi país”
El tenor Rafael Dávila da vida a “Don José” —el soldado enamorado de ‘Carmen” hasta la locura— un papel que se ha convertido, junto a su “Mario Cavarodossi”, de “Tosca”, en uno de sus más interpretados.
“Aunque he cantado con Ana María en varias ocasiones, nunca en ‘Carmen’, por lo que representa un descubrimiento, por la nueva interacción que hay con ella, así como con el resto del elenco”, comenta. “Uno va entendiendo mejor los personajes con el paso de los años y ellos maduran con uno. Con ‘Don José’, por ejemplo, hay un arco de la progresión dramática que entiendo muy bien. Me desafía y me gusta cómo se desarrolla, tanto dramática como vocalmente. Empieza como un tenor lírico, en el primer acto ,y termina ya casi como un tenor dramático en el último acto, y así mismo va desarrollándose también el carácter del personaje”.
Con una carrera ya de un cuarto de siglo, Rafy comenta que siempre ha tenido el privilegio de sentír que “he sido profeta en mi país”. “Puerto Rico me han dado la oportunidad de cantar, en los últimos 20 años, roles protagónicos, yo creo que gracias a que la voz se ha desarrollado en un repertorio un poquito más “spinto”, más dramático, por lo que puedo pensar todavía que tengo varios años por delante antes de pensar en el retiro”, explica. “Si estuviera cantando lírico todavía, quizá ya hubiera llegado la hora de dejar paso a la próxima generación. Me motiva conocer grandes artistas que tienen 60 y tantos años y siguen cantando el repertorio que yo estoy haciendo ahora. Me siento muy motivado y con el deseo de abrir nuevos teatros. Ya voy para mi quinta temporada en el Metropolitan Opera, donde esta temporada voy a estar cubriendo en las óperas ‘Medea’, ‘Don Carlo’, y ‘Aida’”.
Al hablar nuevamente de “Don José, Rafy señala que, a diferencia de Cavaradossi, con quien se identifica en buena medida porque es artista, ama y tiene unos ideales en los que cree firmemente, en el caso del soldado enamorado perdidamente de “Carmen”, no hay convergencias.
Regresar a cantar en el escenario de la Sala de Festivales del CBA Luis A. Ferré plantea para Rafy el retorno al espacio donde cantó por última vez con la queridísima Yali-Marie Williams, fallecida recientemente y con quien interpretó “Tosca”, en septiembre de 2018.
“Canté mucho con ella”, dice con un suspiro. “Trabajamos juntos en ‘Traviata’, ‘Lucia’ y ‘Turandot’, además de la ‘Tosca’, última. “Va a ser bien difícil. La había visto y hablado con ella. Se sentía de buen ánimo… y de momento me dan la noticia. Una gran pérdida sin duda alguna”.
¨Al fin…”
Esas fueron las primeras palabras de la soprano Zulimar López, en referencia a la demorada oportunidad de debutar en una ópera en Puerto Rico como parte del reparto principal.
“Sí, así es: al fin…”, dice con un suspiro, “Esperé mucho tiempo por esto… al fin los calendarios coincidieron y se dio la invitación para cantar aquí, en mi ciudad y de compartir escena con este elenco y con una compañía como Ópera de Puerto Rico”.
Aunque es un papel subordinado al de “Carmen”, lo cierto es que “Micaela” tiene un protagonismo de mucho peso en la trama de esta ópera de Bizet.
“Esta mujer es valiente, cuando toma una decisión va a con ella hasta el final sin importar los obstáculos que se presenten en el camino”, ilustra Zulimar, quien es parte del elenco en el próximo estreno de ”¿Y los pasteles?”, de la compositora boricua Johanny Navarro. “También es sencilla, es simple en el buen sentido de la palabra, es fiel es fiel, tiene coraje tiene convicciones y es muy inteligente, no la caricatura que algunos hacen de ella. Es un ser humano como cualquiera, que tiene diferentes capas. Eso me reta muchísimo. Es una responsabilidad enorme, más aun cuando la han interpretado grades sopranos, como Mirella Freni y Renée Fleming. Bizet siempre le da un gran ‘spot’ a ella para que ella pueda brillar y para que la gente pueda establecer la relación de ella con ‘Don José’ y la diferencia con ‘Carmen”. Es un gran papel y me siento feliz con la oportunidad de deber con él en Ópera de Puerto Rico”.
Cantará con Riccardo Muti
Ricardo Rivera está labrando una sólida carrera internacional, en sintonía con el talento con el que lo conocí en el 2015, cuando él se graduaba del Conservatorio de Música de Puerto Rico, donde tuve oportunidad de escucharlo en infinidad de ocasiones.
Muchacho serio, circunspecto, de pocas palabras y una cualidades vocales excepcionales, Ricardo recuerda que comenzó a estudiar canto “como cualquier estudiante en cualquier carrera, con muchas ilusiones pero sin la idea de los retos y trabajo que eso conlleva”.
“Ahora, con una idea clara de eso, sigo pasando por retos, trabajando y, al mismo tiempo, sigue creciendo mi amor y mi pasión por lo que estoy haciendo, porque entiendo mejor las cosas con cada año que pasa, con cada experiencia de vida que tengo. Ahora entiendo mejor los personajes que hice hace 5 años “, asevera. “Me sorprende un poco ver a donde he llegado, pero no puedo negar que lo he luchado con todo lo que tengo. No ha sido fácil y nadie me lo ha regalado. Cantar con Ópera de Puerto Rico es un honor porque esta ha sido una compañía que ha cultivado los más grandes talentos de nuestro país, como por ejemplo Rafael Dávila. Él empezó en los coros, como empecé yo, y después personajes pequeños y solo hay que ver el lugar al que ha llegado. Es un ejemplo para mí”.
Al final, se despide con una gran noticia: en par de semanas cantará con la Ópera de Chicago, bajo la dirección del célebre Riccardo Muti.
“Será en una producción de ‘Un ballo in maschera`, de Verdi”, dice con una amplia sonrisa. “Cuando audicioné, fue con el propio maestro Muti quien, luego de escucharme, tuvo la decencia de decirme que estuve muy bien y tomarse unos minutos para darme unos consejos. No lo podía creer”.
En esta puesta en escena de “Carmen” se una la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, dirigida por el prestigioso maestro catalán Josep Caballé Domenech. Asimismo colaboran las voces de un coro a cargo de Jo-Anne Herrero, con la participación especial del Coro de Niños de San Juan y de Agua, Sol y Sereno, dirigido por Pedro Adorno. La dirección de escena y el diseño de la producción están a cargo de Gilberto Valenzuela, con la colaboración de Lonka Álvarez y Alfonsina Molinari.
Comments