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Foto del escritorMario Alegre-Barrios

“Blanco temblor”: un viaje de la oscuridad a la luz



EN VARIAS OCASIONES Carola García estuvo a punto de ya no ser, de ya no estar, de perderse —primero sin querer, más tarde voluntariamente— en esa nada de la conciencia que nos antecede y que también nos aguarda inexorable, abrumada por un muy grave quebranto físico y la secuela de unos trastornos mentales y emocionales también de gran seriedad.

 

 Pero ella sigue aquí, entre los vivos, luego de un largo y doloroso proceso de sanación en el que la palabra escrita fue su talismán para trascender, con la obra “Blanco temblor” como testimonio de esos años de sombras y abismos antes de recuperar la vida.

 

Luego de ser estrenada en el 2022 como parte del primer festival de Teatro de la Mujer, en el teatro Braulio Castillo, en Bayamón, y presentarse entre octubre y noviembre pasados en la ciudad de Los Ángeles —aquí ya con la actriz egresada de la IUPI Gabriela Saker como protagonista y sucesora de Isel Rodríguez, quien fue la “María del Mar” original— esta “autobiografía ficcionalizada” regresa a Puerto Rico este fin de semana con tres funciones en el Teatro Francisco Arriví —en Santurce— el viernes y el sábado a las 8 p.m. y el domingo a las 4 p.m., en una producción de Teatro Público.

 

“Esta pieza es una autobiografía ficcionalizada sobre los abismos de la mente”, dice la actriz, escritora y profesora de la IUPI Carola García, quien también es parte del elenco y dirige la puesta en escena. “Después de un cáncer que atravesé con bastante dignidad, tuve que enfrentarme al desbalance de mis neurotransmisores por una bipolaridad sin diagnosticar y varios intentos suicidas. En uno de ellos llegue a estar en coma”.

Carola revela que durante la pasada década estuvo durante muchos años “sin poder leer, sin poder pensar y con ataques de pánico y sobreviví por la voluntad, el amor y el apoyo de mi madre, de mi hija y de mis afectos, y por azar de las estrellas”.

 

El proceso de escritura lo comenzó poco antes del cierre por la pandemia en el 2020, mientras estaba en Quito, Ecuador, tomando un taller con su amigo y maestro Arístides Vargas, cofundador y codirector de la famosa compañía Malayerba

 

“Mi doctorado es precisamente sobre Arístides Vargas y su obra y con él me siento en casa y protegida, por lo que me fui a tomar unos talleres que toman los estudiantes y a los que yo he ido muchas veces”, recuerda. “En el primer ejercicio de dramaturgia, Arístides me dijo, ‘tienes ahí una obra’, en referencia a los esbozos que escribí en esos días. De regreso a Puerto Rico, vino la pandemia y en ese proceso acabé la obra. Ya me empezaba a curar cuando mi papá muere de Alzheimer y poco después mi madre empieza con un cuadro de demencia senil muy agresivo. Murió al poco tiempo de COVID cuando aún no había vacunas”.

 

Aún en proceso de sanar sus heridas, Carola señala que “Blanco temblor”, lejos de ser una obra triste, es “un homenaje a mis afectos, a mis afectos vivos y a mis afectos muertos”.

 

“Es una manera de yo revivir a mis muertos”, asevera. “Yo interpreto ‘Candela’, que es la mamá de ‘Marina del Mar’ o sea yo, que es la protagonista. Soy Candela joven, Candela demente y Candela muerta. Y también interpreto a mi abuela Alicia. Y es muy interesante porque yo le he dicho a Gaby que hay muchas escenas de ‘Candela’ demente basadas en casi una transcripción literal de los mensajes por celular que me mandaba mi mamá ya demente. ‘¡Tienes que venir al hogar, tengo que oír tu voz!’ —dice gritando—, pero este mismo tono. Es de las pocas cosas habladas que tengo de mamá”.

 

Si bien pudiese anticiparse una experiencia oscura y deprimente, Carola reitera que “Blanco temblor” —parafraseado a Neruda— “es un canto a la vida”.

 

“Sales del teatro con ganas de vivir —afirma—, entendiendo que la enfermedad no es un defecto, que no hay que avergonzarse por tener una condición y que ésta no nos define, como a mí no me define la bipolaridad. La sociedad siempre juzga a quien tiene un quebranto emocional, sea depresión crónica, sea bipolaridad, sea ‘borderline disorder’, por ejemplo, y los intentos suicidas más todavía. De esas personas dicen que no tienen espiritualidad o que lo que están buscando es llamar la atención, sin pensar que si alguien toma esa decisión es porque hay un dolor inconmensurable”.

 

Carola y Gaby. Maestra y alumna. Colegas. Directora y protagonista.

 

“Gaby fue mi estudiante... trabajó como una de las protagonistas de ‘Pluma y la tempestad’, que lo estrenamos aquí en el Julia de Burgos hace ya ocho años y tengo que decirte que para mí es un privilegio estar con ella en escena porque no se siente que estamos actuando para nada. Eso es de lo más lindo de la actuación, cuando genuinamente sientes que estás en ese mundo imaginario, cuando no se notan las costuras”, dice la maestra. “Es una actriz con una gran verdad, con una generosidad enorme y se parece mucho a mi mamá, que se llamaba María Dolores. Juntas hemos empezado a encontrar muchos puentes”.

 

Como intérprete de “María del Mar” —una doctora en astrofísica puertorriqueña, bipolar, sobreviviente de suicidio, con una enfermedad de nacimiento: no puede temblar— Gaby dice que se enamoró de esta obra como productora de su estreno hace dos años.

 

“Carola me envió el texto durante la pandemia, lo leí, y enseguida le dije, ‘yo quiero que la produzcamos con Teatro Público, por favor, por favor’, pero sin verme en ningún momento como parte del elenco”, explica Gaby, a quien conocí y entrevista por primera vez hace siete años, en el estreno de “Ángeles en América”, el debut de Teatro Público y Gaby como productores. “Cuando yo estuve en el público, viendo ‘Blanco Temblor’, experimenté un enorme sentido de propósito, de que esto era nuestra misión como compañía: montar este tipo de historias que estimulan una sanación colectiva. Eso nos dio reveló incluso un vocabulario de qué era lo que queríamos aportar al país desde el teatro”.

 

Cuando Isel Rodríguez no pudo continuar con el elenco por otros compromisos profesionales, Gaby entró al relevo en Los Ángeles.

 

“Al principio me dio mucho miedo, porque siento que es una historia que es tan significativa, tan personalísima para Carola y que ya a la gente le había gustado tanto”, comenta Gaby. “E l antídoto al miedo, a calmar los nervios, fue la preparación. Conocía muy bien el personaje y entonces era cuestión de meterme en él. Y ya no dudé y sentí una gran fuerza. Hubo un proceso de investigación sobre la bipolaridad y la astrofísica, para ir armando el personaje. Cuando llegamos a los ensayos ya se sentía algo muy orgánico y fluido porque Carola, muy generosamente, ficcionalizó su propio personaje, ofrecido entonces a quien lo interpreta una gran libertad e independencia creativa. Se trata de un texto muy sanador. A mí me dan más ganas de vivir luego de hacer este texto. Es una travesía hacia la vida”.

 

Además de Carola y Gaby, el elenco de “Blanco temblor” está integrado por Laura Isabel Cabrera, Maximiliano Rivas, Yussef Soto Villarini y Héctor Henrique Rodríguez, con Ángeles Sofia Caro como regidora de escena, Agua, Sol y Sereno en el diseño de la escenografía, Marián Vélez como responsable de la iluminación, Desirée Cruz en el vestuario, la música de Omar Silva, Jaime Maldonado como asistente dirección y Diego Luciano en los visuales.

 

Los boletos están disponibles en prticket.com.



Fotos: Héctor A. Suárez De Jesús

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