HAY OBVIEDADES que trascienden el cliché y son verdades del tamaño de una catedral, como por ejemplo que el futuro de Puerto Rico está en los que hoy son jóvenes, que de entre ellos deben salir los líderes, los emprendedores, los pensadores, los trabajadores, los profesionales en todos los ámbitos que se encarguen de arreglar lo que hoy tiene visos de desastre, mientras intentan construir un mejor país.
Ante esta responsabilidad monumental, ¿cómo perciben su entorno esos jóvenes “millennials”, sus relaciones en todos los órdenes, las oportunidades, los afectos, los valores y las instituciones que pueblan esa realidad de incuestionable complejidad en la que la incertidumbre es el cauce?
Tanto o más complejo que este planteamiento es la misión de calibrar todas las respuestas posibles que los jóvenes tienen a estas inquietudes y –a partir de ello– articular estrategias que los estimulen a abrazar esa responsabilidad en la que nos va la vida como sociedad.
Esta intención está presente en el estudio “La situación de los jóvenes en Puerto Rico: un enfoque multidimensional”, esfuerzo concebido y orquestado por el doctor y profesor Hernán Vera Rodríguez, decano del Colegio de Estudios Graduados en Ciencias de la Conducta y Asuntos de la Comunidad de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico (PUCPR), y cuyos resultados fueron dados a conocer esta mañana en una rueda de prensa realizada en las oficinas de la agencia de relaciones públicas Comstat.
El libro, fruto de este estudio, está disponible digitalmente de manera gratuita en la siguiente dirección: http://www.pucpr.edu/publicaciones/version_digital/los_jovenes/
Esta investigación –en la que el Dr. Vera Rodríguez trabajó con la colaboración de un equipo integrado por la Dra. Ilia Rosario Nieves, Elsie Ruiz Santana y la estudiante graduada de Psicología Marlene Cabán Huertas– reveló en varios casos las contradicciones propias de la realidad del Puerto Rico que desde hace una década está sumergido en un convulsa situación que pocas posibilidades de certeza ofrece, ya no solo para los jóvenes, sino para todo los que en esta Isla navegamos.
Luego de compartir los hallazgos de este proyecto –realizado durante el periodo académico 2015-2016– , el doctor Vera Rodríguez calificó como “alarmantes” los resultados.
-El futuro de un país se fortalece, se fundamenta por la cantidad de jóvenes que tiene, por la calidad de la educación que reciben –aseveró-. Y cualquier proyecto de país que se pretenda desarrollar, más allá de líneas partidistas, depende de sus jóvenes. Es sumamente preocupante lo que revela esta investigación y ver también cómo se ha reducido la cantidad de jóvenes en la Isla.
Como causas para esta situación, el doctor Vera Rodríguez señaló que, los llamados “baby boomers” se inclinaron a tener familias más pequeñas y a posponer los planes de procrear, junto con la emigración y el control de la natalidad.
Entre los descubrimientos derivados de esta investigación, se destaca que el 98% de los participantes aspiran a finalizar sus estudios universitarios; que el 81% percibe que el país estará en una situación aún más deplorable dentro de un lustro. Y aquí una de las tantas contradicciones: ese mismo porcentaje asevera percibir –quizá “desear” sea más preciso– que dentro de una década su situación social y económica será más favorable.
Asimismo, el doctor Vera Rodríguez destacó lo sorpresivo –y sin duda esperanzador– que ha sido encontrar que buena parte de los jóvenes no consideran que dejar la Isla sea una opción viable y que apuestan a permanecer aquí, terminar sus estudios y –a pesar de la galopante crisis–, obtener un empleo al finalizar sus carreras universitarias.
Nada asombrosa es la profunda decepción que los jóvenes manifiestan de las instituciones gubernamentales. Un 85% de ellos considera que el Gobierno nada aporta a una mejor calidad de vida y el 75% percibe que es incapaz de mantener el orden social, desconfianza que es más profunda entre las mujeres.
–Esto indica lo necesario que es incorporar a los jóvenes en los procesos de toma de decisiones en el Gobierno –dijo el doctor Rodríguez Vera–. ¿Cuándo hemos visto jóvenes en los cuerpos directivos de las agencias públicas de país? En el proceso de formulación de política pública, es imprescindible la participación de ese sector.
El decano del Colegio de Estudios Graduados en Ciencias de la Conducta y Asuntos de la Comunidad de la PUCPR comentó además que los jóvenes tienden a percibir a los adultos insertados en la política como “ignorantes”.
–Romper con eso es muy difícil –señaló–. Al joven hay que atraerlo, enamorarlo a estos procesos. Si el joven siente una apatía hacia la política, ¿de dónde va a salir la clase dirigente de este país?
–¿De qué manera los resultados de esta investigación se convertirán en palabra viva con la aspiración de que se incorporen a los programas y a los credos institucionales de entidades como la Pontificia –le pregunté.
-No solo la Pontificia… este estudio lo comisiona la Conferencia de Obispos, porque sus miembros quieren saber dónde está el joven –explicó–. Luego de este lanzamiento lo que se hace es enviarlo a todas las comisiones en la Legislatura. Lo hicimos con un estudio similar que hicimos sobre los adultos mayores… Lo presentamos a grupos comunitarios y a sindicatos que tienen que ver con la salud, así como a la Asociación de Hospitales. Y en este caso la Legislatura comenzó a citar nuestro trabajo. Y lo mismo pasó con el estudio sobre la pobreza en Puerto Rico. Ahora, este estudio lo haremos llegar, de la misma manera, a todos los responsables de formular política pública para los jóvenes.
El doctor Vera Rodríguez aseveró que es necesario estimular el empresarismo entre los jóvenes, porque hasta ahora lo que se ha hecho en las universidades ha sido “prepararlos para ser empleados”, pero que el paradigma ha cambiado sustancialmente y que es de vital importancia que la sangre joven del país desarrolle destrezas para la autogestión, como promotores de sus propias empresas.
–¿Esperanzado, doctor? ¿Hay espacio para el optimismo luego de reflexionar en los resultados de este estudio?
-Sí… yo corrí muchos de los grupos focales y comencé como una “pizarra en blanco”, sin saber qué me iba a encontrar… sí, a pesar de todo creo que hay mucha esperanza –finaliza.
¿Esperanza o fe?, me pregunto sin preguntarle. Parecen lo mismo pero no, no lo son.
(En la foto superior, la estudiante Marlene Cabán Huertas y el Dr. Hernán Vera Rodríguez)