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Foto del escritorMario Alegre-Barrios

Los amores compartidos de José Manuel Febus


CAUTIVO ENTRE dos amores, José Manuel Febus tiene muy claras sus prioridades: por ahora –y solo por ahora– el más antiguo es el primero, el oboe. El otro –la batuta–, más paciente, sabe que su tiempo llegará cuando tenga que ser.

Este romance de José Manuel con la dirección tendrá un interludio en el programa que dirigirá en el podio de la Banda de Conciertos del Conservatorio de Música de Puerto Rico, este jueves a partir de las 7 de la noche, en la Sala Sanromá del Teatro Bertita y Guillermo L. Martínez de esa institución, en responsabilidad cedida a él por el maestro Rafael Enrique Irizarry, director titular de esta orquesta. El programa incluirá obras de Paul Hindemith, Morten Lauridsen y John Williams.

José Manuel –estudiante del CMPR– explica que su pasión por dirigir se remonta a sus años en el Escuela Libre de Música de San Juan, luego de haber sido siempre miembro de instituciones corales.

–En décimo grado comencé a dirigir el coro de la escuela en las serenatas para la época de San Valentín –recuerda–. Fue temprano y me gustó mucho la experiencia. Siempre me han dicho que tengo carácter de líder… recuerdo que siempre estaba muy atento a los ensayos de la orquesta dirigida por el maestro Fermín Segarra. Luego, con el coro de la UPR, también dirigí serenatas del Día de los Enamorados. La música me apasiona.

Explica que, como estudiante, tiene que tomar una clase de dirección instrumental y que el maestro Irizarry tiene como norma que sus estudiantes dirían un coral de Bach.

–En esa ocasión él vio lo que hay de líder en mí y también el sentido de compañerismo que hay en mi relación con el resto de los estudiantes –apunta–. En la clase magistral de la banda del año pasado tuve la oportunidad de dirigir una orquesta de esta envergadura, en un programa compartido con una compañera, estudiante de canto, y desde entonces esto se ha ido convirtiendo en algo todavía más apasionante para mí.

Consciente de que una relación seria con la dirección orquestal podría exigir que ponga fin a sus amores con el oboe, José Manuel asegura que tiene muy clara la idea de que, antes de optar por la batuta como compañera de viaje, primero debe alcanzar un nivel óptimo con su instrumento.

–La meta para todo estudiante que le guste la dirección debe ser llegar al máximo nivel de ejecución en su instrumento –reflexiona–. Esto me lo han dicho varios maestros y tienen razón. Es una manera de tener credibilidad ante los compañeros, por ejemplo.

Candidato a graduarse en el verano de 2018, José Manuel, dice que está buscando –junto a otros condiscípulos con intereses similares– un campamento de verano en dirección para el año próximo, y ver la manera de recaudar los fondos necesarios para asistir.

–Una vez me gradúe en el Conservatorio, quisiera continuar en la institución un año más, haciendo un “artist diploma” en oboe y luego sentarme con calma y decidir si haré una maestría en oboe, en dirección… o quizá en ambas –finaliza.

Por su parte, el maestro Irizarry destacó, durante el ensayo de esta tarde, que “la dirección orquestal no se puede enseñar”, que “es algo para lo que se tiene las condiciones y el talento o no se tienen” y que la función del profesor es, en todo caso, “depurar la manera cómo, quien tiene esos atributos, los puede llevar a su máxima capacidad”.

–En el caso de José Manuel, el talento extraordinario está ahí, con él –añadió–. Lo único que hemos hecho es trabajar juntos para lograr que todo eso que tiene vaya madurando. Para mí es un honor tenerlo como discípulo.

La entrada a este concierto tiene un costo de $10.00. Estudiantes, $5.00.

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