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Foto del escritorMario Alegre-Barrios

Ponce y su historia como ejemplo de identidad


SI ALGUIEN en Puerto Rico posee un orgullo de ciudad tan inmenso que desborda los contornos de la Isla ese es el ponceño, realidad que enmarcó el Primer Simposio de Historia de Ponce con el título “Ponce: Historia, Cultura y Sociedad”, proyecto realizado durante dos días de la semana pasada en la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico -en su recinto de la “Perla del Sur”- a partir de la iniciativa de la Asociación Puertorriqueña de Historiadores, con el propósito de abrir un espacio para reflexionar sobre la dimensión enorme de Ponce como uno de los bastiones más sólidos de la identidad nacional, especialmente en la coyuntura cronológica actual.

El ambicioso programa diseñado para las dos jornadas del Simposio tuvo como inicio la Conferencia Magistral “Tramas urbanas de Ponce: la ciudad y sus respuestas”, a cargo de la Dra. Silvia Álvarez Curbelo, con reacciones y comentarios del reconocido ponceñista Abelardo Lecompte.

Según explicó el doctor Dr. Félix R. Huertas González, vicepresidente de la Asociación Puertorriqueña de Historiadores, del Capítulo del Sur -que corre desde Isabela hasta Patillas- el detonante de este simposio “es la crisis identataria que vive el país”. “Lo que con más sentido de identidad tenemos en Puerto Rico es Ponce… Ponce es muy sólido en ese sentido”, comenta. “Si conseguimos replicar ese sentido de identidad en todos los pueblos de la nación puertorriqueña, nosotros rescatamos este país”.

 

Recientemente se llevó a cabo el Primer Simposio de Historia de Ponce, proyecto que tuvo como sede el recinto ponceño de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico

El doctor Huertas sostuvo que “es vital rescatar ese sentido de pertenencia y orgullo”. “Mientras esto no renazca en nosotros, el país va a continuar a la deriva”, añade. “Los gobernantes no se sienten orgullosos de lo que son… gobiernan porque van a robar, porque van a saciar sus necesidades económicas, no lo hacen porque vayan a aportar nada al bienestar de los ciudadanos. Nosotros aprendimos todas las malas mañas, no de España, sino de Estados Unidos. Las malas costumbres de gobierno las aprendimos de las maquinarias políticas de New York y New Jersey, que son las maquinarias más corruptas que ha tenido la nación norteamericana”.

Para el historiador, “la metrópolis se ha encargado de ir socavando la identidad puertorriqueña para forjar otra identidad”, y la inquietud ante esta realidad -explica- devino en el simposio “que es el inicio de un diálogo entre las dos bases que han mantenido a los puertorriqueños siendo puertorriqueños: el idioma, que simboliza su cultura, y la religión cristiana católica que es la base de esta sociedad”.

Luego de repasar todas las aristas que este simposio tocó, desde la antropología, la arqueología y la museografía, hasta la arquitectura, el arte y el deporte, sin olvidar la economía y el ambiente, el doctor Huertas anticipó que para el próximo año la segunda edición del Simposio tendrá como eje un diálogo entre Ponce y el resto de los pueblos del sur de la Isla “que se ha beneficiado del desarrollo económico ponceño”. “Ponce impacta el sur como centro económico, como centro cultural y como el único sitio en el sur donde aún se consiguen empleos”, explicó. “Según lo que San Juan es para el área metropolitana, lo es Ponce para el sur, con la particularidad de que el área metropolitana es la americanización falsa del país, un conglomerado sin sentido, ni forma, porque es una construcción irreal”.

Por su parte, la arquitecta Magda Bardina García, quien participó en el panel “Arquitectura y urbanismo en Ponce”, comentó que “la Academia es la herramienta más potente que tenemos para educar a las personas llamadas a trabajar con el patrimonio”, al avalar la trascendencia que puede tener este simposio en los esfuerzos por manejar de la mejor manera posible la incuestionable riqueza arquitectónica de la ciudad.

“El Gobierno nos debe de ayudar mediante legislación que exija que toda persona que trabaje en una oficina que maneje la ciudad, debe tener una educación académica en el tema del patrimonio”, aseveró quien, además de profesora, es coordinadora de la Unidad de Preservación y Conservación de la Escuela de Arquitectura de la PUCPR. “El político no es la persona que domina ese tema, sino que eso debe estar a cargo de alguien muy bien preparado en lo que es la riqueza patrimonial y que tenga también autonomía en la toma de decisiones, sin ataduras políticas”.

La arquitecta Bardina sostuvo que, pese los graves problemas que enfrenta el patrimonio arquitectónico de Ponce, ella no pierde “la fe en esta ciudad y en este país de que podemos salir adelante”. “Pero creo que la educación y la sensibilidad son fundamentales… en la conservación, por ejemplo, se llega al extremo de pensar que todo lo que es viejo se debe de conservar y eso no es así”, comentó. “Hay que ser un científico analítico de la estructura y cada edificio se debe analizar por su condición, de la misma manera que sucede en la relación de un enfermo y su médico”.

 

Vídeo: Cortesía Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, Recinto de Ponce

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