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Foto del escritorMario Alegre-Barrios

Ópera de Puerto Rico, hija de una locura



EN AQUEL ENTONCES todos eran jóvenes y empresarios, todos soñadores y melómanos, todos irredentos fanáticos de la ópera y un poco locos, amigos que en su demencia funcional jamás imaginaron que la osadía de aquellos días de hace 51 años habría de ser el inicio de una de las historias más esplendorosas y longevas en las artes escénico-musicales del país.


Así lo narran:


“En 1971 un grupo de jóvenes entusiastas de la ópera decidieron unirse para presentar en el Teatro de la Universidad de Puerto Rico producciones del más alto nivel, combinando la presencia de grandes estrellas internacionales y lo mejor del talento puertorriqueño. Con la asesoría de Alfredo Matilla, consultor artístico del Festival Casals, el 19 de octubre de 1971 la nueva compañía subió el telón con dos grandes producciones: ‘Aída’, de Verdi, con el debut en nuestro país del joven tenor Plácido Domingo, Gabriella Tucci, Grace Bumbry y nuestro Pablo Elvira. El 10 de noviembre le siguió un regio ‘Don Giovanni’, estelarizado por el ya consagrado Justino Díaz, junto a Fernando Corena y lo mejor del talento local: Olga Iglesias, Irem Poventud, María Esther Robles, Emilio Belaval y el debutante Antonio Barasorda”.


Ópera de Puerto Rico nacía.


Cuando esto ocurrió, Howie de Jesús era uno de esos novatos productores operísticos y Carlos Carbonell solo un joven de 19 años y parte del público que abarrotó el 19 de octubre de ese año el Teatro de la Universidad de Puerto Rico para disfrutar del primer proyecto de Ópera de Puerto Rico, con una pléyade de artistas integrada por el entonces joven tenor Plácido Domingo, la soprano Gabriella Tucci, la mezzo soprano Grace Bumbry y el barítono boricua Pablo Elvira.


Hoy, Howie continúa como miembro de la Junta de Directores e inspiración de esta cimera compañía y Carlos como su director artístico, responsabilidad que ha desempeñado brillante y amorosamente durante los últimos 21 años.


Cada cierto tiempo conversamos, en especial cuando Ópera de Puerto Rico celebra un aniversario importante —cada lustro, por ejemplo— como ocurrió en 2017, poco antes de la “Gala Zafiro”, en su cuadragésimo quinto aniversario, y como ocurrió ayer, para revisitar ese camino y la infinidad de resonancias emotivas que para ellos tiene la huella de la compañía, tanto en el aspecto musical como también en el personal.


Debido a las circunstancias de salud mundial por todos conocida, Ópera de Puerto Rico está celebrando con un año de demora su aniversario dorado, con la presentación de “Carmen” —la emblemáticas obra de George Bizet— en la jornada de clausura de la presente edición del Festival Casals —el próximo sábado, 4 de junio, a partir de las 8 p.m.— con un elenco encabezado por la soprano Ana María Martínez, en el papel protagónico de la seductora gitana, y el tenor Rafael Dávila, como el soldado “Don José”—, ambos con el Metropolitan Opera House como parte de su bitácora—, acompañado por la soprano Zulimar López, en el papel de “Micaela”, y el barítono Ricardo Rivera. como el torero “Escamillo”.



—Ópera de Puerto Rico —le digo a Howie— es parte de la banda sonora de una cantidad inmensa de personas en nuestra tierra que, como nosotros, atesoran los recuerdos de buena parte del poco más del medio centenar de producciones de Ópera de Puerto Rico —55 con esta “Carmen”— y cómo cada una de ellas se relaciona evocadoramente con las circunstancias de cada cual en el momento de su presentación.


—Sin duda alguna— afirma él—. Ópera de Puerto Rico ha estado en mi vida durante 51 años y ahora, cuando veo en retrospectiva esta camino, no puedo menos que emocionarme profundamente al revivir la satisfacción inmensa derivada de cada una de esas producciones, no solo por el placer muy personal y estético que he tenido al ser parte del esfuerzo de su puesta en escena, sino también por lo que significa compartir esas obras con el público puertorriqueño, relacionarme con tantos artistas inmensos de talla internacional y el incansable apoyo que le hemos dado a infinidad de cantantes jóvenes de nuestra tierra. Esta es la dimensión real que tiene para mí ser parte de esta compañía y de la familia de amistades que la integran. Gracias a ella mi vida ha sido sin duda más plena.


Carlos se incorpora a la charla —con el estrés final de la producción, pensó que el viernes era aún jueves — para comenzar a rememorar con Howie los elencos de todas las “Carmen” que la compañía ha presentado desde 1971.


—Esta es la quinta ocasión y cada una de ellas ha demandado un trabajo inmenso, más en esta ocasión porque, con la pausa obligada por la pandemia, varios procesos se vieron también interrumpidos— explica—. Para cada miembro en nuestra Junta esta obra de Bizet tiene un significado partícula. Por ejemplo, para Raquel Dulzaides, nuestra presidenta, nos dice que la primera ópera que vio en su vida, como estudiante de escuela superior, fue la producción de “Carmen” en 1975, en el Teatro de la Universidad de Puerto Rico, cuando Ópera de Puerto Rico rindió tributo a la memoria del maestro Pablo Casals al presentar su ópera favorita, con Mignon Dunn, Plácido Domingo, Justino Díaz y —como “Micaela”— la soprano Evangelina Colón, la madre de Ana María Martínez. nuestra actual “Carmen”. Raquel asevera que se siente particularmente emocionada al ser presidenta de nuestra compañía justamente en el año en el que hacemos “Carmen”, con Ana María como protagonista.



Y si recordamos a las grandes estrellas que nos han visitado invitados por Ópera de Puerto Rico, también evocamos a los que ya no están, a quienes son parte indeleble de la historia de la compañía y de nuestra historia musical, como los legendarios Pablo Elvira, incandescente en nuestra memoria a 22 años de su muerte, y Antonio Barasorda, así como César Hernández y Yali-Marie Williams, fallecidos más recientemente y a destiempo, quienes —al igual que Pablo— me dieron la oportunidad de conversar con ellos en varias ocasiones, precisamente en el marco de producciones de esta compañía.


En esta puesta en escena de “Carmen” se une la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, dirigida por el prestigioso maestro catalán Josep Caballé Domenech. Asimismo colaboran las voces de un coro a cargo de Jo-Anne Herrero, con la participación especial del Coro de Niños de San Juan y de Agua, Sol y Sereno, dirigido por Pedro Adorno. La dirección de escena y el diseño de la producción están a cargo de Gilberto Valenzuela.


Al proyectar lo que sigue en el horizonte de Ópera de Puerro Rico luego de esta “Carmen”, Carlos señala que siempre ha sido muy cauteloso a la hora de hablar de producciones futuras, hasta no ver los resultados financieros de la que le ocupa en el presente, sobre todo cuando las condiciones para quienes cultivan este tipo de manifestaciones artísticas se han vuelto tan arduas, con un público a la baja, con los costos en alza y menos recursos para solventarlos. Esta producción, por ejemplo, sobrepasa los $200 mil y ha sido muy cuesta arriba, con un trabajo inmenso y todo para solo una función, en comparación con las dos que por regular se ofrecían hace ya varios años, cuando también era común tener dos óperas al año en nuestros escenarios.


—Si fuésemos a pensar en una nueva colaboración con el Festival Casals quizá pudiésemos considerar ciertas opciones tan costosas como “Carmen” —señala Carlos—. De lo contrario, si vamos solos, tendría que ser algo de presupuesto más reducido, como siempre me ha gustado hacer desde que soy el director artístico de la compañía. En términos prácticos y realistas, luego de una ópera cara, hacer una más económica. Por ejemplo, quizás, “Elixir de amor” (de Gaetano Donizetti), porque es una historia que solo ocurre en una aldea y sus costos de producción son más reducidos. Pero ya veremos como salimos con esta ‘Carmen” y entonces nos sentaremos a pensar qué haremos el año próximo, siempre con mucha cautela, sin asegurar nada, porque ya me haga ocurrido que, cuando consideramos una opción y pregunto a cantantes sobre su disponibilidad, dan por hecho que es algo concreto, cuando la realidad es que son con conversaciones muy preliminares para tomar decisiones.


Nos despedimos, seguramente hasta pronto, quizá para los 55 años de Ópera de Puerto Rico.






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